Nueva York rinde homenaje a las víctimas del 11-S en medio de la pandemia del coronavirus

11 septiembre
El 11 de septiembre de 2001 se producen los atentados más terribles en Estados Unidos

Los atentados del 11-S acabaron con la vida de casi 3.000 personas y convirtieron la zona del World Trade Center en una montaña de escombros. 19 años después Nueva York rinde homenaje a las víctimas de esta tragedia en medio de una crisis sanitaria sin precedentes provocada por la pandemia de la COVID-19. Este atentado marcó el inicio del siglo XXI. Un siglo que comenzaba de una forma trágica marcando la tendencia de lo que acabaría ocurriendo durante los años venideros.

Un informe publicado este martes por la Universidad de Brown ha revelado que la «guerra global contra el terror» iniciada tras el ataque del 11 de septiembre ha dejado, al menos, 37 millones de desplazados en todo el mundo. El documento – al que ha tenido acceso la agencia de noticias EFE—señala que el mayor número de desplazados se ha dado en Irak (9,2 millones), Siria (7,1 millones) y Afganistán (5,3 millones), seguido de Pakistán, Yemen, Somalia, Libia y Filipinas.

La última década del siglo XX ha estado marcada por conflictos como el de Libia, un país caracterizado por el tribalismo y por sus grandes yacimientos petrolíferos. El control por los recursos ha convertido este conflicto en una guerra abierta de intereses por ver quien se hace con el control del tan apreciado oro negro. La nación norteafricana es víctima de una de las guerras más crueles de este siglo y que enfrenta al Ejército Nacional Libio (LNA), liderado por el general Jalifa Haftar, y respaldado por Jordania, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Sudán, Rusia y Francia; con el Gobierno de Trípoli, respaldado por los Hermanos Musulmanes y reconocido internacionalmente por Naciones Unidas, que recibe ayuda militar de Turquía y Qatar.

Por otro lado, se encuentra Siria. La historia del presidente Bachar al-Asad, oftalmólogo de formación y educado en el Reino Unido, cambió por completo tras la muerte de su padre. Bachar representaba la esperanza de apertura democrática en un país que una década después estaría sumido en uno de los conflictos más crueles del siglo XXI. La guerra civil, la crisis económica y el coronavirus han creado el escenario perfecto para la denominada “crisis más grave en los últimos veinte años del Gobierno sirio”.

Otras zonas que se han visto afectadas por el crecimiento de la violencia e inconsistencia política durante estos últimos años han sido Yemen, la República Centroafricana, Sudán del Sur, Somalia, República Democrática del Congo, Nigeria, Libia, Irak, Irán, Jordania, Líbano, Ucrania, Egipto, Israel y Palestina obligando a sus habitantes a abandonar sus casas y huir –entre otros sitios- a Europa en búsqueda de “un mundo mejor”, de acuerdo con varios think tanks como el Stockholm International Peace Research Institute.

En este sentido Europa ha demostrado en este 2020 que continúa sin estar preparada para la llegada masiva de refugiados ni para la amenaza terrorista. La nueva oleada de refugiados ha reabierto las cicatrices de una crisis que, durante unos años, parecía haber quedado sepultada bajo las cenizas del acuerdo migratorio firmado en 2016. La historia se ha vuelto a repetir. La decisión de Turquía de abrir sus fronteras para el paso de migrantes hacia la Unión Europea ha tensado aún más las relaciones entre Bruselas y Ankara. Desde el pasado 28 de febrero, fecha en la que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan tomó esta decisión, miles de refugiados han intentado cruzar la frontera.

Además, la relación entre los países del Mediterráneo y Turquía ha empeorado en los últimos meses, después de que Ankara anunciase el inicio de las actividades de prospección sísmica realizadas por el buque Orus Reis en las islas griegas de Kastellorizo y Creta.  Francia, en respuesta, ha reforzado su presencia militar en el Mediterráneo, sobre todo en apoyo a Grecia, exacerbando aún más las tensiones en la región.

A estos problemas se ha sumado la desestabilización provocada por la salida de Reino Unido de la Unión Europea. La cada vez más agitada realidad de Europa junto con la actual inestabilidad política provocada por el coronavirus y que está poniendo en peligro la integridad europea está llenando este 2020 de incertidumbres a distintos niveles, en especial el económico. El pasado mes de julio, los líderes europeos acordaron la emisión de una deuda conjunta de 750.000 millones de euros para reactivar la economía.

El panorama internacional también depende del resultado de las elecciones estadounidenses que se celebrarán el próximo 3 de noviembre. La campaña electoral de Estados Unidos ha entrado en la recta final tras la confirmación del actual presidente, Donald Trump, como candidato republicano a la reelección y Joe Biden como su homólogo demócrata, con una ventaja de este último en las encuestas. La violencia racial y las consecuentes protestas se han sumado a la larga lista de retos a los que tiene que hacer frente ambos líderes, una situación que podría afectar a las aspiraciones de Trump de ser reelegido en estos comicios.

La inestabilidad política y económica no sólo está presente en Europa y en Estados Unidos. En esta última década, la región latinoamericana ha perdido protagonismo en el mapa global a favor del continente asiático, en concreto, a favor de China. Según el informe SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), el gasto militar global total aumentó a 1.917.000 millones de dólares en 2019. Los cinco países que más han gastado en 2019, que representaron el 62% del gasto, fueron Estados Unidos, China, India, Rusia y Arabia Saudí, siendo esta la primera vez que dos estados asiáticos figuran entre los tres primeros puestos.

En este escenario hay que tener en cuenta la aparición del coronavirus y la carrera para encontrar una vacuna a este patógeno. Esta enfermedad continúa extendiéndose por el planeta y ya ha infectado a más de 28,1 personas, mientras que la cifra global de decesos se sitúa por encima de los 910.000. Las agrupaciones yihadistas han aprovechado la inestabilidad y desigualdad provocada por esta crisis para transformar sus dinámicas de actuación y aumentar su influencia en determinados territorios donde, hasta el momento, su presencia era mínima o inexistente, de acuerdo con el último informe semestral de la actividad yihadista de 2020 elaborado por el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo. El 11 de septiembre también tuvo el poder de cambiar el mundo tal y como lo conocíamos hasta entonces. 19 años después, Nueva York conmemora el aniversario de esta tragedia en un escenario protagonizado por las medidas anti-coronavirus.

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